William Gibbons "El Bombardeo de Valparaíso"

En marzo de 1866, la llamada Campaña del Pacífico o Guerra Hispano-sudamericana librada entre España y las repúblicas de la Alianza Americana (Chile, Perú, Ecuador y Bolivia), alcanzaba sus momentos finales. El bloqueo a los puertos chilenos dañó enormemente el comercio marítimo chileno, pero no contribuía a poner fin a la guerra.

Las cosas para la flota española no estaban sencillas. A la prolongada campaña, se sumaba la captura en noviembre de 1865 de la goleta "Virgen de Covadonga" a manos de la corbeta chilena "Esmeralda"; pese a no no tener un gran poder militar, la pérdida de la "Covadonga" era un duro golpe psicológico.

Como una manera de llevar a cabo un acto punitivo, el 27 de marzo de 1866, el brigadier español Casto Méndez Núñez anunció que bombardearía la plaza de Valparaíso el 31 de ese mes. Este anuncio aliviaba en algo la conciencia de Méndez Núñez, contrario a castigar un  puerto indefenso, pero obediente de las órdenes recibidas; así, los porteños podrían abandonar la ciudad y ponerse a salvo. A las nueve de la mañana, las fuerzas españolas rompieron el fuego, salvo el buque insignia, la fragata blindada "Numancia", que se mantuvo expectante, especialmente por las sospechas que los barcos extranjeros defenderían con sus cañones la integridad de sus connacionales en Valparaíso.

William Gibbons, pintor inglés en actividad hacia 1858-1892, estampó el bombardeo de la escuadra hispana. Desconocemos si Gibbons estuvo en Valparaíso, aunque es posible que de haber pintado en Inglaterra, hubiese recibido las impresiones de los viajeros, aunque su visión es precisamente desde los cerros que cierran el Almendral por el oriente, probablemente desde el cerro Polanco. Dicho sea de paso, esta vista fue reproducida en forma de grabado tras el 31 de marzo de 1866, por lo que tal vez Gibbons pudo haberse basado en él.

William Gibbons "Valparaíso Chile during the bombardment by the admiral Méndez Núñez". Óleo sobre tela Ca. 1870 97x51 cm.



Fragata blindada "Numancia". En el extremo derecho, la "Resolución" bombardea la iglesia de los jesuitas.

Barrio del Almendral y la iglesia y convento con banderas blancas.

Porteños mirando el bombardeo.
Destrucción de los almacenes de la Aduana. A la izquierda, lanchas cañoneras.

E Pluribus Unum

Durante la segunda mitad del siglo XIX no fue usual que los oficiales de la marina chilena poseyeran otro sable que no fuese el empleado desde la década de 1850 hasta hoy. Las contadas excepciones probablemente se vieron en las llamadas espadas de vestir o de ceñir, en los sables de honor y en algunos ejemplares de mejores prestaciones en un combate.

No existen antecedentes que Juan Williams Rebolledo (1826-1910), oficial naval chileno en servicio entre 1844 y 1891, realmente hubiese usado el sable modelo norteamericano que le perteneció, más aún considerando que éste no era un modelo hecho pensando en la armada, sino que más bien en el ejército y las milicias. Aún así, no debió haberle costado proveerse de uno, ya sea por el intenso comercio de armas en Valparaíso o bien a través de uno de sus hermanos que pisó tierras norteamericanas.

Este sable, característico por su pomo en forma de águila -precisamente llamado Eagle head pommel y por supuesto, en clara alusión al águila calva, ave nacional de Estados Unidos- fue con algunas variaciones muy popular en ese país hacia 1810-1830, donde fue producido por varios fabricantes. Curvo, liviano y muy sólido, presenta una hoja decorada con pavonado azul y diversos grabados hechos a buril y dorados, siendo el más característico el que representa un águila sobre un escudo con las características barras y estrellas y una cinta con la leyenda en latín E Pluribus Unum, que significa "De muchos, uno", en directa alusión a las Trece Colonias que dieron origen a la Unión.

La hoja posee además decorados en forma de hojas de acanto y la vaina es de cuero negro con abrazaderas y contera de bronce dorado al fuego. La empuñadura es de marfil. El largo del arma son 91 cm. y la hoja tiene una longitud de 75,5 cms.






Modelo a escala. Destructor DD161 Akizuki

El DD 161 Akizuki era un destructor japonés que junto a su gemelo, el DD 162 Teruzuki, formaba parte de la clase Akizuki, pertenecientes a las Fuerzas Marítimas de Autodefensa del Japón.  Construidos en virtud del Pacto de Asistencia Militar entre Japón y Estados Unidos, el gobierno norteamericano propuso un diseño basado en los exitosos destructores de la clase Fletcher, de tan destacada participación en la US Navy y otras marinas (Chile tuvo dos y uno para ser “canibalizado” para repuestos), sin embargo, Japón optó por un diseño y construcción propio.

El destructor Akizuki fue construido en los astilleros Mitsubishi en Nagasaki, puesta su quilla el 31 de julio de 1958, botado el 26 de junio de 1959 y comisionado en la marina nipona el 13 de febrero de 1960; en 1985 fue reclasificado como unidad auxiliar y denominado ASU 7010 Akizuki. Fue dado de baja en 1993.

Sus características principales eran las siguientes:

Eslora (largo): 2.350
Manga (ancho) 12 metros
Desplazamiento: 2.350 toneladas
Velocidad: 32 nudos
Su armamento era de superficie, antiaéreo y principalmente antisubmarino 

Respecto a su nombre, la armada japonesa mantiene la tradición de la Armada Imperial, que denominaba a un buque por su tamaño y servicio. Por ejemplo, los nombres de provincias eran para acorazados; para cruceros, nombres de montañas, fenómenos atmosféricos y ríos grandes. Para rompehielos, nombres de glaciares, para submarinos, nombres de animales marítimos, por ejemplo.

Para el caso del Akizuki, “Aki” quiere decir otoño en japonés, y “Zuki” o “Tsuki” significa luna. Es decir Akizuki significa “La luna de otoño”, lo que debe interpretarse como sabio, lúcido o claro.


Este modelo es fabricado en serie, siendo su superestructura, cubierta, armamento y mástiles, de alambre y chapa de metal, siendo por lo demás de una elaboración muy cuidada. La placa en su base da cuenta de su naturaleza de regalo protocolar en el marco del crucero de instrucción 1968.

Especiales agradecimientos a Masayo Takahashi, Tokio, Japón



El DD 161 Akizuki



  

Reloj solar Butterfield

Desde que el hombre tuvo noción del tiempo, su medición ha sido realizada por diferentes medios, siendo la sombra proyectada por el sol tal vez la manera más antigua. Vital para marcar la rutina de las personas, los relojes se masificaron en las ciudades europeas, cooperando en la labor de hombres de negocios, funcionarios de gobierno, navegantes y científicos. 

El desarrollo de los viajes a partir del siglo XVI hizo que los relojes formaran parte del equipaje, no obstante, estos debían ser ajustados constantemente a la hora local, aún cuando los relojes mecánicos no fueron comunes sino hasta el siglo XIX.

Una solución ingeniosa para ese problema fue el reloj solar ideado por el francés Michael Butterfield (1635 – 1724), que consistía en una plancha de metal no magnético -plata,bronce o latón, generalmente- con un sector circular graduado entre 40º y 60º y una brújula. En el reverso, una lista de ciudades europeas con sus respectivas latitudes. Para medir la hora, se regulaba el cuadrante de acuerdo a la latitud en que se encontraba el usuario, luego se orientaba el reloj hacia el polo terrestre y la sombra del sol daba la hora. Un detalle interesante, es que la brújula no se encuentra alineada con el eje del reloj debido a la declinación magnética, esto es, que el Polo Norte magnético se encuentra desplazado del Polo Norte verdadero.

El reloj tipo Butterfield que forma parte de la colección del Museo fue realizado por el francés Nicholas Bion (1652–1733), quien se dedicaba también  a la fabricación de instrumentos astronómicos.





Una esquirla del combate de Bahía Cumberland, 14 de marzo de 1915

Este año se cumple el primer centenario de la Primera Guerra Mundial, conflicto que si bien tuvo sus acciones más intensas en Europa y el Atlántico norte, Chile no estuvo ajeno a él, principalmente porque en sus costas se libraron dos encuentros armados: la batalla de Coronel y el combate de Bahía Cumberland, situada en la llamada entonces Isla de Más a Tierra, hoy Robinson Crusoe, una de las tres islas que conforman el archipiélago Juan Fernández.

El crucero alemán SMS Dresden había participado en la mencionada batalla de Coronel, tumba del HMS Good Hope, luego, logró huir del desastre alemán en la batalla de Malvinas, para refugiarse en los canales patagónicos chilenos. Con sus reservas de carbón peligrosamente bajas, arribó a Bahía Cumberland a la espera de reabastecerse y dirigirse al encuentro en Oceanía con el SMS Emden.

El Dresden iza bandera de parlamento antes de hacer estallar su santabárbara y hundirse en la bahía

 En la mañana del 14 de marzo de 1915, el Dresden fue avistado por la flota británica, compuesta por los cruceros HMS Kent, HMS Glasgow y el transporte Orama. Los británicos recibieron la señal de parlamentar, pero aún así y pese a encontrarse en aguas neutrales, rompieron el fuego sobre el Dresden, el que fue hundido por su tripulación haciendo estallar su santabárbara y abriendo las válvulas.

HMS Glasgow

HMS Kent


Transporte armado Orama

Página del libro de bitácora del Kent. http://www.naval-history.net/OWShips-WW1-05Kent1.htm
La autoridad marítima chilena en el archipiélago era el Sr. Natalio Sánchez, civil que desde fines de 1914 se desempeñaba como gobernador marítimo. Sánchez otorgó 72 horas al Dresden para permanecer en aguas chilenas y tras ocurrir el combate, reportó que los tiros de los británicos no sólo dañaron al crucero alemán, sino que también se incrustaron en las laderas de la isla e incluso una esquirla de uno de ellos quedó alojada en su dormitorio, tal como lo dejó registrado el mismo Sánchez en una etiqueta pegada a ella -hoy apenas legible- y obsequiada al almirante Salustio Valdés, quien posteriormente donó este testimonio al Museo, donde forma parte hoy de la colección relacionada con el primer conflicto global. 

Esquirla de granada con etiqueta mecanografiada y firma manuscrita, 139x92x50 mm.
Detalle 
Reverso


De viaje

Pasajeros abordando el RMS Queen Mary
Pese a que el mar es el espacio natural de todo marino, la navegación a inicios del siglo XX no estaba exenta de incomodidades, más aún cuando debía transportarse un abultado equipaje. En el caso de los oficiales de la marina chilena, sus traslados, incluidos aquellos en que debían hacerlo en buques mercantes, incluían sus efectos personales y una interminable lista de artículos de su uniforme. Levitas, dormanes, pantalones, gorras, chalecos -casi todos ellos en versión paño azul marino y brin blanco- debían sumarse a otros efectos más delicados como el sombrero apuntado o bicornio, charreteras y el cinturón para el sable.

Para transportar estos artículos, existían cajas de hojalata pintada y forradas en terciopelo, resguardando su contenido de la humedad y del ajetreo del viaje, además, existían cajas para cada prenda y otras que permitían transportar todo a la vez.


Caja necessaire


Esta caja necessaire perteneció al capitán de navío Anselmo Carabantes Tomlin, oficial de la Armada en servicio hacia 1900 y le permitía llevar además, otros artículos de primera necesidad como los guantes, botones de repuesto, suspensores, colleras, medallas, puños y cuellos postizos y lo que requiriese para tener su uniforme en perfecto estado de presentación. En la etiqueta adjunta, al igual que en el transporte de pasajeros de hoy, da cuenta de su embarque en el vapor "Oroya" de la Pacific Steam Navigation Company -la PSNC- entre El Callao y Valparaíso.



El vapor "Oroya" de la PSNC




Un objeto misterioso



Dentro de las donaciones que recibe el Museo Marítimo Nacional, no es raro encontrar casos en que no hay mayores antecedentes del contexto cultural de o los objetos. Tal es lo que sucedió con un objeto de porcelana y forma globular con una apertura dispuesta de forma excéntrica, posiblemente un contenedor; sólo se contaba con el antecedente de haber sido encontrado en la corbeta “Esmeralda” en los camarotes de babor, a popa, es decir, atrás y a la izquierda.





Como es sabido, la corbeta “Esmeralda” combatió contra el blindado peruano “Huáscar” el 21 de mayo de 1879 durante la llamada Guerra del Pacífico, resultando hundida al final de la acción.


En un primer momento, todo indicaba que podía tratarse de un objeto de uso médico, pues los materiales vidriados, como el gres, la loza y la porcelana eran muy usados en estos fines, dada su facilidad de limpieza y hermeticidad; dicho sea de paso, la enfermería de la “Esmeralda” estaba próxima al lugar del hallazgo. Es por esta razón que se solicitó la opinión al Sr. Thomas L. Snyder, médico y capitán de navío en retiro de la Armada de los Estados Unidos, quien a su vez, es director ejecutivo de la Sociedad Histórica de la Medicina Naval, con asiento en Vallejo, California.

Junto con enviar la consulta a sus asociados, en primer momento el Doctor Snyder pensó pudiese tratarse de una escupidera portátil, pues durante el siglo XIX, la tuberculosis obligaba a evitar escupir en el suelo. También barajó la posibilidad de que se tratase de un inhalador. Así las cosas, uno de sus asociados aportó que en realidad se trataba de un tintero, el que por medio de una estructura de bronce o latón, podía girarse desde una posición de escritura –dejando siempre la tinta al alcance de la plumilla- hasta una posición de cerrado, evitando volcaduras accidentales. Por su forma de caracol, es que se les llama precisamente “tinteros caracol” o snail inkwell.


Tintero similar al encontrado, con su base soporte y en posición de abierto y cerrado


Estos tinteros solían montarse de a dos y así contar con dos colores de tinta al mismo tiempo, por lo demás, debió ser un objeto caro y de ningún modo, provisto por la Marina. ¿A quién perteneció? Por de pronto no hay cómo saberlo, pero es muy probable que se tratase de algún oficial y que con él haya escrito los últimos documentos administrativos de la nave, o su última carta como tripulante de la “Esmeralda”.