Hoyo en la lona

En la marina chilena existe un dicho: "hoyo en la lona", el que se emplea para rebatir a quien tras una serie de argumentos trata de justificar el incumplimiento de un objetivo. Su origen está en los blancos remolcados, que eran una embarcación provista de un bastidor con una lona sobre el cual se hacían ejercicios de artillería en la mar; naturalmente, sólo eran efectivos aquellos tiros que lograban perforar la lona, aún cuando el disparo cayese a centímetros del blanco, de ahí que, "hoyo en la lona" significa decir "no importa cuán cerca haya estado de cumplir la tarea, pero, no lo logró..."

Los blancos podían ser desde unos barriles con un bastidor improvisado, hasta una embarcación construida para tal efecto, la que era remolcada por otra que se hallaba -por supuesto- convenientemente alejada del blanco para no ser averiada por los disparos. El objetivo del remolque era agregar movimiento a este "enemigo" de entrenamiento.

En 1939 el capitán de navío -y futuro almirante- Horacio de la Fuente Valenzuela asumió como jefe del Departamento de Artillería Naval y luego como subdirector de la Dirección de Armamentos de la Armada, ocasión en la cual diseñó un blanco cuyo prototipo es este modelo a escala, que fue construido en febrero de 1941 por el Subdepartamento de Artillería Naval de Valparaíso.

El blanco fue efectivamente construido y empleado con éxito. Dada la existencia de una serie de objetos usados por el Almirante de la Fuente en la colección del Museo, se presume que este modelo le perteneció dada su condición de creador de esta embarcación. Así, tanto el Almirante, como el fabricante del modelo. sí  hicieron "hoyo en la lona".

Blanco de combate. Nótense las perforaciones en la lona para dejar pasar el viento y no servir de vela


Detalle de la proa y su cáncamo de remolque