Rescatada en el campo de batalla

Durante la Guerra del Pacífico, el marinero 2º Juan Bautista Jara Aros pertenecía a la dotación de la cañonera “Magallanes”, buque en el cual hizo toda la campaña, participando en los bloqueos de Iquique y Mollendo, además del desembarco en  Pisagua y en las batallas de Chorrillos y Miraflores. 


El 11 de agosto de 1967, su hija, la señora Laura Jara Parada -entonces residente en Viña del Mar- decidió donar al entonces Museo Naval una bandera chilena, recuerdo de la participación de su padre en la guerra. Según su relato, el marinero Jara recuperó esta bandera chilena en pleno campo de batalla, cuando un soldado peruano intentaba romperla, razón por la cual le guardó mucho aprecio hasta el fin de sus días. Pese a que no quedó testimonio en qué combate obtuvo el pabellón, es probable que haya sido en Pisagua, cuando varios marineros de los botes de la Escuadra combatieron en la playa, integrándose a las fuerzas de desembarco.

De haber sido obtenida en Pisagua, que es lo más probable, no tenemos certeza que el soldado al cual Jara le arrebató el emblema haya sido peruano, pudiendo haber sido también boliviano, dada la multiplicidad de uniformes en las tropas aliadas. Por otra parte es posible que la bandera haya sido de uno de los botes que desembarcaron o hubiese sido propiedad de un soldado chileno caído en la acción, pues muchos combatientes llevaban sus propias banderas para tener la posibilidad de ser el primero en enarbolarla en una posición ocupada.

Esta bandera fabricada en lanilla y preservada hoy en el Museo Marítimo Nacional, es uno de los testimonios de la participación de los marineros chilenos en la campaña de 1879.






Bandera chilena
143X90 cm
Lanilla cosida
Fabricación artesanal Ca. 1879




Hoyo en la lona

En la marina chilena existe un dicho: "hoyo en la lona", el que se emplea para rebatir a quien tras una serie de argumentos trata de justificar el incumplimiento de un objetivo. Su origen está en los blancos remolcados, que eran una embarcación provista de un bastidor con una lona sobre el cual se hacían ejercicios de artillería en la mar; naturalmente, sólo eran efectivos aquellos tiros que lograban perforar la lona, aún cuando el disparo cayese a centímetros del blanco, de ahí que, "hoyo en la lona" significa decir "no importa cuán cerca haya estado de cumplir la tarea, pero, no lo logró..."

Los blancos podían ser desde unos barriles con un bastidor improvisado, hasta una embarcación construida para tal efecto, la que era remolcada por otra que se hallaba -por supuesto- convenientemente alejada del blanco para no ser averiada por los disparos. El objetivo del remolque era agregar movimiento a este "enemigo" de entrenamiento.

En 1939 el capitán de navío -y futuro almirante- Horacio de la Fuente Valenzuela asumió como jefe del Departamento de Artillería Naval y luego como subdirector de la Dirección de Armamentos de la Armada, ocasión en la cual diseñó un blanco cuyo prototipo es este modelo a escala, que fue construido en febrero de 1941 por el Subdepartamento de Artillería Naval de Valparaíso.

El blanco fue efectivamente construido y empleado con éxito. Dada la existencia de una serie de objetos usados por el Almirante de la Fuente en la colección del Museo, se presume que este modelo le perteneció dada su condición de creador de esta embarcación. Así, tanto el Almirante, como el fabricante del modelo. sí  hicieron "hoyo en la lona".

Blanco de combate. Nótense las perforaciones en la lona para dejar pasar el viento y no servir de vela


Detalle de la proa y su cáncamo de remolque